Patrimonio de la Virgen de Los Remedios

Imagen

Virgen de Los Remedios en escultura de 66 ecentímetros con Niño Jesús en brazos

Ubicación

Camarín de la Iglesia de Los Remedios, Antequera

Estilo

Renacientista con las últimas tendencias del gótico andaluz

Datación

Siglo XIV, con restauraciones en los siglos XIX y XX

Datos más relevantes de la imagen de la Virgen de Los Remedios

 

La imagen de la Virgen de los Remedios, Patrona de la ciudad de Antequera desde el año 1546, es una escultura de comienzos del siglo XVI, que dentro de su renacimiento incipiente participa, en cierta medida, de las últimas influencias del gótico andaluz.

Su iconografía parte del modelo de la Virgen «conductora u Hodegetra que la representa como Virgen-madre, de pie y con el Niño Jesús en el lado izquierdo, apoyado en la cadera y conduciendo al Hijo en su recorrido temporal. Se trata de un modelo que se define plenamente a partir del siglo XIV y que tendrá una amplísima difusión en centurias posteriores.

Realizada en madera de pino rojo y con una altura de 66 centímetros, la imagen de la Virgen de los Remedios recibió diferentes intervenciones restauradoras a lo largo de los siglos, si bien la más importante fue la llevada a cabo en el año 1816 por el escultor antequerano Miquel Márquez García. Hasta aquel momento su aspecto debia ser -particularmente las carnaciones- de un tono generalmente más oscuro. Es más, incluso puede que presentara entonces, en algunas partes de la talla, pequeñas mutilaciones producidas para facilitar la operación de vestirla con telas reales, algo que se hizo durante los siglos XVII y XVIII.

Como apuntábamos con anterioridad, la Virgen aparece de pie y llevando el Niño en el brazo izquierdo, aunque sosteniéndolo con ambas manos. La cabeza de María se inclina levemente hacia la izquierda en actitud de tierna relación con el Hijo, que aparece desnudo sosteniendo una pera dorada con la mano derecha al tiempo que apoya la izquierda sobre su propia rodilla. Tanto la ténica como el manto, que cae sobre el cuello y los hombros dejando completamente despejada la larga cabellera, presentan un drapeado de paños muy anguloso y de tipo «metálico» como rasgo característicos de su progenie gótico-flamenca. Toda la figura descansa sobre una base, formada de nubes y de una media luna con las puntas hacia abajo y envolviendo una especie de esfera, que pudiera representar al resto de la masa lunar sin iluminar o quizá una estilización del globo terráqueo.

 

Restauraciones

Al iniciarse el siglo XIX, la imagen de la Patrona debería estar bastante deteriorada en un sentido general, lo que llevo a los Terceros Franciscanos y a la Esclavitud a tomar la decisión de encargar a Márquez su restauración. Y este optó, teniendo en cuenta el estado de la escultura y los criterios de intervenci n de la época, por renovar totalmente las carnaciones y el estofado de los paños y de la peana-nube, así como por colocar ojos de cristal a la Virgen y al Niño. En un ingenioso texto de la época se llegó incluso a decir que se había producido el inesperado milagro del cambio del color de la cara, mudando su tez muy morena por otra más blanca o nacarada.

La intervención de 1816 ha tenido una gran importancia en el aspecto definitivo o actual de la escultura. El encargado de la misma, el escultor Miguel Márquez García, contaba entonces cuarenta y nueve años de edad y una larga experiencia como imaginero. Ya en 1792 había llevado a cabo la restauración remodelación de la popular imagen de la Virgen del Socorro, muy venerada en la iglesia de Santa María de Jesús, que también pertenecía a los Terceros Franciscanos. Márquez, al plantear su intervención, partía de una considerable libertad, pues no sólo colocó ojos de cristal a ambos personajes, sino que dejó toda la escultura en la madera para volverla a repolicromar. Sin embargo, vemos que en el tratamiento del dorado renovado de los paños no optó por el abigarramiento colorista del barroco, sino que prefirió el color oro liso, si bien tallando finalmente  unos esgrafiados sobre el aparejo, no sobre la madera, para conseguir adornos en relieve estofados con rayas grabadas.

Tan sólo el diseño de los adornos -grecas, festones y pequeñas cornucopias- nos recuerdan el tardo barroquismo del momento. Las vueltas del manto, que apenas se dejan ver, presentan un sencillo estofado en pan de plata y florecillas en tonos celestes dispuestas a manera de red o encaje de bolillos.

Con respecto a las carnaciones son las habituales en los Márquez -recordemos que Miguel fue hijo y padre de escultores-, de tonos claros y  rosáceos, destacando los frescores de las mejillas y el color castaño claro de los cabellos que se funden en minúsculas pinceladas sobre las frentes de la Virgen y el Niño.

A finales del Siglo XX la imagen de la Patrona fue restaurada en el Taller Municipal, por la licenciada María Isabel Olmedo Ponce, llevándose a cabo una labor de limpieza y consolidación. Se ha eliminando la grieta que recorría, en sentido vertical, ambas piernas del Niño y la parte delantera del manto y se han reintegrado pequeñas lagunas de las carnaciones -particularmente de ambas manos de la Virgen- y de las zonas doradas.

Elementos patrimoniales de la Hermandad de Los Remedios

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